lunes, 12 de abril de 2021

BAROLO VINO DE REYES CREADO EN EL PIAMONTE Por: ENRIQUE CORDOBA Cuando llegué deslumbrado, a Serralunga d’Alba en un atardecer rojizo de otoño, aún quedaban colgados de la viña, unos racimos olvidados de la vendimia de septiembre. —Si vienes de Mónaco, llegas a Ventimiglia, y allí te desvías, tomas la vía al Piamonte y en un par de horas estás en “Il Boscareto”. Ahí te esperan en el hotel, ya tienes reservada tu suite —me dijo Ricardo March— un empresario italo-americano, que controla los negocios desde sus oficinas en Estados Unidos. Desde que lo conocí ensalzó orgulloso su estirpe, la belleza, la historia, el espíritu italiano, y las tradiciones culturales de sus abuelos alpinos. En pleno verano floridano, conversé con él en Miami y le compartí mis planes de realizar un viaje de 7.000 kilómetros por Europa. Una gira de 30 días, con parada en Mónaco, donde estábamos invitados por el Ministro de Hacienda del Principado, para asistir, con Maripaz, mi esposa, al show de yates. Habíamos planeado una gira saliendo de Madrid, vía Barcelona y la Costa Azul con destino a Verona. Luego de una semana por Venecia y el Lago di Garda, programamos el regreso vía Milán, por el espectacular túnel del Mont Blanc, de 12 kilómetros, que une a Italia con Francia, cuyo peaje es de 44 euros, para seguir por la ruta de Ginebra-Lyon-Burdeos y San Sebastian para terminar en Madrid. RELAX EN “IL BOSCARETO” Poner pie en “Il Boscareto Resort & Spa” es tocar el cielo con las manos. Es un hotel boutique de ensueño en medio de 32 hectáreas de viñedos! Me pareció ideal para vivir varios días aislado en un ambiente romántico, en contacto con la naturaleza, bajo el cielo que vio reinar a Vittorio Emanuele II y actuar reunificando a Italia al Conde de Cavour. Confieso que quedé soñando despierto al tener frente a mis ojos uno de los más bellos paisajes de viñas del mundo. Por las ventanas de los salones, del restaurante, de las habitaciones, de la piscina, o del spa, del maravilloso hotel, me deleitaba siguiendo el panorama en armonía de los viñedos. Los cultivos estaban dispuestos ordenadamente como una sinfonía de verdes, sobre la naturaleza, en las laderas de Langhe. Era una vista fantástica. Inolvidable. Como una película que se proyectaba alrededor por donde yo me movilizaba. Tuvieron sobrada razón para declarar Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, a la región de Langhe. Me encontraba en “Il Boscareto Resort & Spa”, un hotel de 38 habitaciones amplias y modernas y suites de lujo. Rodeado de vides, entre leves pendientes escarpadas y castillos medievales. Aquí todo se conjuga en beneficio del visitante: la estética, el aire puro, la calidad, comodidad, paz y localización. El Ristorante “La Rei”, del hotel está dirigido por el reconocido chef Gianpiero Vivalda, una de las personalidades gastronómicas más elogiadas de la región, por su capacidad para armonizar la tradición piamontesca, con cocina de fusión. El bar “Sunsi” es otro lugar del hotel para disfrutar de momentos especiales, ya sea temprano, en la tarde o después de la cena. Es un sitio hecho para brindar con cocteles o licores de selección exclusiva de la bien surtida Bodega “La Bricolina”. Para hacer más agradable la estancia en “Il Boscareto Resort & Spa”, el hotel ofrece servicios en la habitación: desayuno, aire acondicionado, minibar y wifi. La piscina es climatizada, con bañera de hidromasaje y amplias áreas de un moderno gimnasio. El establecimiento cuenta con cuatro suites de masaje y tratamiento, sauna finlandesa, baño turco de aromaterapia, frigidarium y duchas tipo emocionales y de reacción. El horizonte en los 360 grados de “Il Boscareto Resort & Spa”, es una imponente y hermosa coreografía de laderas, sembradas de la variedad nebbiolo. Se trata de una uva autóctona asociada al Piamonte, materia prima para producir el Barolo y el Barbaresco, catalogados históricamente como los mejores vinos tintos de Italia. CREADORES DEL BAROLO Es Rivoli, cerca de Turín, la cuna del nebbiolo; en este lugar se hizo el primer vino con la uva nebbiolo, en el año 1268. —El vino Barolo es conocido en Italia como “el vino de los reyes y el rey de los vinos”, indicó Angelo Fernara, sommelier de Batasiolo, empresa familiar con sede en La Morra, ubicada a pocos kilómetros del hotel. Según los cronistas una decisión tomada en el año 1.843 por Doña Julieta Francés Colbert de Maulévrier, cambió la historia de los vinos que se producían en el Piamonte y proyectaron el prestigio de los que gozan hoy en día, a nivel mundial, los vinos italianos vinificados con las uvas nebbiolo. Doña Julieta, de gran dinamismo social y una visionaria, era la esposa del banquero Carlo Tancredi Falleti Falleti, Conde de Barolo. Fue esta dama francesa quien llamó al enólogo Louis Oudart, apodado “El Francés”, para mejorar la calidad de los vinos de sus fincas. Oudart llegó procedente de Burdeos y se dedicó a investigar los efectos de clima, suelos y ambiente en las cosechas. Descubrió que las altas cantidades de azúcar eran causadas por las bajas temperaturas del noroeste italiano, que cortaban la fermentación del proceso. El “Francés”, recomendó utilizar unas levaduras especiales para consumir todo el azúcar de los vinos en esas condiciones. Las conclusiones de Luis Oudart fueron un oportuno acierto y sus recomendaciones cambiarían positivamente la industria del vino de esta zona del norte italiano. Italia daba un paso importante para cambiar su imagen y encaminarse hacia la producción de uvas bien maduradas. Fue un país que tuvo más de 80 variedades, en la época de Plinio el Viejo y estaba muy rezagado respecto a la posición de los vinos de Francia. Los nuevos vinos secos del Piamonte cautivaron al Rey Carlo Alberto de Saboya, que envió a Roma, a la marquesa 325 toneles de buen vino. A partir de ese momento el Rey solicitó una barrica diaria, durante un año para su corte, excepto los 40 días de la Cuaresma. Desde entonces el vino del Piamonte se puso de moda en todas las cortes europeas y así nació el dicho: “Barolo, rey de los vinos y vino de los reyes”. BODEGAS BATASIOLO Otra de mis inolvidables experiencias durante este tour fue conocer las magníficas bodegas de Batasiolo, en La Morra. Las instalaciones son una fastuosa obra de arte, las columnas y el decorado resguardando joyas líquidas, como un tesoro. Desde que se abrieron las puertas y entré me impactó el espectáculo al respirar el perfume de los vinos, en el aire y ver las barricas de roble de varios tamaños, —pequeños, medianos y gigantes— en hileras interminables, por las distintas salas y espacios cubiertos. —Estos son los vinos más famosos del Piamonte —nos precisó Angelo, el veterano sommelier de la bodega Batasiolo. Nos dijo que podíamos ver Barolo, Barbaresco, Barbera D’Alba, vinos blancos soberanos y Dolceto d’Alba, Bricoo di Vergne, y Moscato d’Asti, entre otros. Ese medio día, que guardo en mi memoria, por lo placentero, nos sentamos en la sala de pruebas, dispuestos a hacer la cata de los vinos de Batasiolo. El sommelier empezó la explicación, abrió las botellas y abundó en detalles. Sirvió el elixir en las copas y nos permitió tener en boca el sabor de unas delicias de vinos estructurados, gustosos, con personalidad y armonía. Degustamos: Barbaresco 2012, Barolo cosecha 2011, y Barolo Boscareto vendimia 2008. A la vez que probamos los excitantes vinos, el maestro Angelo Fernara, nos paseó por la historia, las variedades viníferas y las ventajas del entorno natural en la calidad de las viñas. Se refería a las maravillosas condiciones de las colinas de Monforte, Serralunga y La Morra para producir vinos de primera como: Barolo Bussia, Vineyar Bofani, Boscareto Barolo, Barolo Cerequio, Barolo Brunate Bussia, Barolo Brunate y el premiado Briccolina Barolo. No fue una experiencia más, —le expresé a Ricardo March—, a mi regreso a Miami. Explorar las colinas del Piamonte, disfrutar el confort y gastronomía de “Il Boscareto”, trasegar por los pueblos medievales italianos y degustar los vinos Barolo, me hizo vivir como los reyes, por unos días, que jamás olvidaré.

1 comentario:

Ricardo Tribin dijo...

Mi querido Maestro, Enrique.

Tus escritos son como el buen vino, a medida que pasa el tiempo se pone mejor.

Abrazo grande.


Lorica y Pereira : Ciudades hermanas por siempre!!!!