domingo, 16 de agosto de 2009

Turismo de reinados invade a Colombia

Turismo de reinados invade a Colombia
By ENRIQUE CORDOBA
Especial/El Nuevo Herald
Desde que José ``Pepe'' Martínez aceptó hace cuatro años acompañar a Custodio Vega Andreu hasta Cartagena de Indias, no ha dejado de pasar un verano sin arreglar maletas y viajar a la costa atlántica colombiana.
Martínez y Vega residen en Tarrasa, Cataluña, donde el primero es dueño de un restaurante y el segundo trabaja por su cuenta.
``He viajado por toda Europa y he visitado muchos países, pero ya he venido cuatro veces y estoy enamorado de Colombia'', dijo.
``Me lo estoy pensando en serio'', aseguró Martinez. ``Voy a comprar un lote en Coveñas, junto a la playa. Vivir a la orilla del mar, ése ha sido el sueño toda mi vida''. Coveñas es un balneario en el golfo de Morrosquillo entre Cartagena y Montería.
Estos españoles no están solos. A medida que crece el número de visitantes, los turistas son los principales promotores de las bellezas y de seguir visitando a Colombia.
El gobierno se ha fijado la meta de alcanzar este año los dos millones de viajeros y las ferias y reinados son excelentes atractivos.
La fecha de la Feria del Libro de Bogotá, una de las más concurridas de Iberoamérica, fue movida para mediados de agosto, que conecta con la Feria de las Flores de Medellín. Es un evento que atrae a cultivadores de orquídeas de todo el mundo y gente deseosa de conocer la ``ciudad de la eterna primavera y las mujeres hermosas''.
Es en Medellín donde igualmente se realiza el mayor festival de poesía al aire libre, al que asisten 15,000 personas y de cuyo éxito hablan poetas de diversos países.
Si bien es cierto que Cali, su reinado y su feria de orquestas de diciembre, y Barranquilla, con sus famosos carnavales y reinado de febrero, son algunos de los atractivos turísticos más promocionados internacionalmente, hay una gran cantidad de eventos que revisten interés para los turistas interesados en las costumbres folclóricas, gastronómicas y artesanales.
En septiembre, Bucaramanga, llamada la ``ciudad bonita'', celebra una feria donde exponen los fabricantes de carteras, bolsos y calzados. Muy cerca se puede visitar a Girón, una ciudad muy colonial, que conserva casas de estilo español.
Acacías es una población --tres horas al sureste de Bogotá-- de paso entre Villavicencio, la capital de los Llanos Orientales de Colombia, y la Sierra de la Macarena, donde acuden a las fiestas de octubre jinetes, agricultores y expositores de caballos y ganaderías de leche.
En las vecindades de Acacías y San Martín --departamento del Meta--, se ha desarrollado el turismo de haciendas y paseos por los ríos. Así se logra disfrutar del ambiente natural que ofrecen las inmensas llanuras de pastos, venados y los morichales que son oasis --en medio del llano--, formados de palmeras ``matas de monte'' y pequeños lagos.
El 11 de noviembre es la fiesta y reinado nacional de la belleza colombiana, fecha en que el país pone sus ojos en Cartagena.
La fiesta combina una agenda que exalta las manifestaciones culturales de la población de origen africano de la ciudad y el concurso y elección de Miss Colombia. El evento se traduce en un carnaval donde ricos y celebridades internacionales asisten a clubes privados y la población marginal baila en las calles de sus barrios.
Por su tradición, éste es un acontecimiento que atrae turismo nacional y de países vecinos.
El calendario del turismo festivo en Colombia es inagotable, debido a que cada pueblo tiene su reinado, por lo que se afirma que en el país se coronan 365 reinas al año. De ahí que haya reina de la belleza, en Cartagena; del carnaval en Barranquilla; del bambuco, en Neiva; de la canción, en Villavicencio; de la panela, en Villeta; del café, en Manizales, y hasta de los feos. •

ENRIQUE CORDOBA: El taxista de Mazarrón

ENRIQUE CORDOBA: El taxista de Mazarrón
By ENRIQUE CORDOBA
El hambre, la falta de oportunidades y el desasosiego del hombre y la mujer de los pueblos de América Latina también golpea a la gente de Africa y repercute en esta parte de España adonde llegué para asistir a la entrega de premios del XXV concurso de cuentos Villa de Mazarrón.
El taxista me recogió en el aeropuerto de Alicante, agarró la autovía mediterránea rumbo al puerto murciano --donde escontraron hace poco el barco fenicio más antiguo del mundo-- y empezó a contarme el problema que su gremio enfrenta con los inmigrantes.
Antes habíamos hablado de su viaje a Esauira, un pueblo de Marruecos donde él fue a visitar a su cuñado, quien cultiva guindas para exportarlas a la Unión Europea. Allí el taxista se informó de que un obrero gana solamente el equivalente a cinco, siete euros por nueve horas de trabajo al día.
--Los piratas --dijo-- recogen siete pasajeros, les cobran un dólar por llevarlos al puerto y se ganan en ocho kilómetros lo que un compañero suyo consigue en un día.
--¿De dónde son los taxistas piratas?
--Aquí en Mazarrón, en Murcia, tenemos piratas de Ecuador, Marruecos y también ingleses, que es mucho decir, porque ellos tienen un nivel más alto, pero hacen mucho el pirateo. Vienen aquí, hacen un servicio de taxi para el aeropuerto y con tres servicios ganan más que nosotros, que pagamos impuestos, pagamos de todo, y ellos como no pagan nada están aquí viviendo de canes. El marroquí --dice-- en el momento en que entra tiene seguridad social, lo tiene todo cubierto, no tienen problemas. Las pateras de marroquíes no paran de llegar, y tenemos crisis, el trabajo está escaso --manifestó--. Es más, se meten cuatro tipos en un piso y no gastan nada, así que viven mejor que en su país, aun sin trabajar.
Seguimos por una extraordinaria autopista con avisos en la carretera N 340: Cartagena, Lorca, Murcia, Mazarrón... Tierra desértica a los lados, con cítricos, olivares y cultivos de tomates de cuya calidad se sienten orgullosos los murcianos. Ciento veinte kilómetros recorridos entre charla y paisaje pasaron rápidamente y con sol de verano y gran movimiento turístico llegamos al destino.
Luis se despidió y me quedé pensado que no pueden estar contentos él ni sus colegas taxistas por la situación que los está afectando. Como no lo están los demás españoles, ni los estadounidenses, que con sus impuestos cubren los gastos de los indocumentados que llegan a sus países.
ambien es una realidad que los marroquíes, al igual que los latinoamericanos, tampoco desean vivir el desprecio diario lejos del calor y el afecto de los suyos. El ideal es que nadie tenga que salir de sus fronteras, y que los gobiernos brinden soluciones a los problemas. Sin embargo, en las dos realidades, no se vislumbran mejores tiempos. Quienes tienen los pies en la tierra lo saben. En conclusion: es triste y preocupante, pues no disminuirán las filas de los desterrados.
En la próxima columna les contaré de la maravillosa conferencia Una historia, una historia, una historia, que Zoé Valdes, la novelista cubana residente en Paris, dictó aquí en Mazarrón, sobre su relación con el cuento. Y cómo sus tres mujeres, su abuela, su madre y su tía, influyeron en su vida literaria.

Entrevista con António Lobo Antunes.`La poesía de Víctor Hugo nos salvó la dignidad en la guerra'

Entrevista con António Lobo Antunes.`La poesía de Víctor Hugo nos salvó la dignidad en la guerra'
By ENRIQUE CORDOBA
Especial/El NUevo Herald
El escritor portugués António Lobo Antunes declaró en una entrevista con El Nuevo Herald que ``pensaba que la literatura no servía para nada, a no ser para el placer y la alegría de leer. Yo no pensaba que tuviera una utilidad práctica, y tiene su
utilidad''.
Lisboeta con 66 años y uno de los escritores siempre mencionados entre los candidatos al Nobel, aceptó esta entrevista después de recibir el Premio Juan Rulfo en la FIL, Feria del Libro de Guadalajara, México, en diciembre pasado.
Estudió medicina y sirvió al ejército portugués en la guerra de liberación de Angola, en esta segunda visita a Jalisco, mostró su debilidad por las mujeres y el idioma de esta parte del hemisferio y expresó su deseo de vivir en Latinoamérica, ``hoy voy a buscar una casa'', afirmó, con su cigarrillo inseparable en los dedos y su segunda esposa, sentada a pocos metros.
Sobre su paso por la guerra en Africa cuenta que él formaba parte de ochenta soldados y cuatro oficiales, ``acabamos muy pocos, y nos atacaban todas las noches, a las 11''.
``Cerca del Ecuador es siempre noche a las seis de la tarde. Los crepúsculos son muy rápidos y de una belleza increíble, y bueno, se cenaba a las cinco, después venía la noche y empezaba una tensión muy grande, hasta que empezaba una ametralladora del Movimiento de Liberación, que llamábamos la máquina de costura. Hacia tac.. tac.. tac... y, después el ruido de los morteros era casi insoportable'', recuerda el escritor y psiquiatra ya recuperado de un cáncer que lo afectó hace años.
La vida en medio de la jungla y la brutalidad de las armas cambia para Lobo Antunes y sus compañeros cuando ``el capitán un día aportó un libro de Víctor Hugo y entonces, después de la cena, cada uno de nosotros leía en alta voz un cuarto de hora. La poesía era el único libro que teníamos. Yo pienso que Víctor Hugo ha sido decisivo para nosotros porque nos devolvió una dignidad humana que habíamos perdido..., éramos cuatro hombres niños viejos esquizofrénicos viviendo lejos de todo'', reflexiona.
Enseguida precisa el novelista: ``estábamos en un lugar llamado las tierras del fin del mundo. Angola es muy larga y muy grande. Oír poesía leída por nosotros nos hacía humanos, porque éramos máquinas, y eso era muy importante para nosotros. Yo pienso que los oficiales de acá, de la compañía, son los que han tenido problemas postraumáticos. Después de la guerra hemos sido salvados literalmente por la poesía''.
``Las sillas eran hechas de pedazos de cajones de cerveza y cosas asi'', recuerda. ``Pasamos dos meses comiendo espaguetis y mermelada porque no teníamos más nada: en el desayuno, almuerzo, comida, y cena, todo el tiempo. Y de repente la voz de Víctor Hugo expresada por la voz trémula de cuatro oficiales llenos de miedo, porque el valor es no tener miedo de tener miedo. Miedo teníamos
muchísimo''.
António Lobo Antunes dice que ``una vez le preguntaron a André Gide, --un esxcritor que me gusta y que respeto mucho-- quién era, en su opinión, el más grande poeta francés, y él contestó: Víctor Hugo por desgracia mía, pero es verdad es un gran poeta y un hombre que ha escrito `el sueño es el acuario de la noche' es un gran escritor, porque esta es una frase que sólo una mano muy buena puede
escribir''.
``Eso nos ayudó mucho'', asegura el autor de No entres tan de prisa en esta noche oscura. Es increíble cómo la poesía puede ser importante, ante todo, puede incluso devolverte la dignidad que ya no tienes y la esperanza también, y eso es lo más importante: la esperanza''.
¿Tiene preferencias por Africa?
Africa me gusta mucho, pero creo que me gusta más México, Colombia y los países de Latinoamérica.
Admiro la increíble belleza de estos países. Me siento aquí como en casa, no me siento extranjero.
Me llama la atención la latinidad que para mí es muy importante. Aquí he sido feliz, la gente me ha tratado con un cariño, y me ha brindado su amistad.
Nos comprendemos sin palabras. Hay mucha elegancia, mucho calor humano y el idioma aquí es muy dulce y sensual.
Y, que me perdonen, pero me gusta la belleza de las mujeres de Latinoamérica.
¿Algo especial en su disciplina de escritor?
Es un trabajo como otros, de las 9 hasta la 1, de las 2 hasta las 8. De las 9 hasta 11 de la noche, todos los días. El problema es cuando no estoy escribiendo. Se pasan tres, cuatro meses y no son agradables, me siento culpable porque todo el mundo trabaja y yo no. Es muy difícil cuando no se escribe.
¿Hay algo nuevo en el portugués de hoy?
Un gran navegador del siglo XV decía: ``Poca terra para nacer y mucha terra para vivir''. Entonces yo no tengo concepto nacionalista de nada, porque en nombre de esos conceptos me han enviado a la guerra.
Lo que me interesa es sentirme bien, mi país es donde me siento bien, y aquí me siento bien. Me siento bien en Portugal, pero me siento bien en todo el mundo latino. En España me siento bien, en Italia me siento bien. Y aquí me siento mejor que en España, y que en Italia.
¿Hay buenos novelistas hoy?
Sí, sin embargo, cuando uno piensa que en el siglo XIX, había 30 genios escribiendo al mismo tiempo, en Francia, Rusia, Inglaterra, en todas partes. Actualmente si hay 5 grandes escritores es mucho. Se pasó la edad de oro de la novela del siglo XIX, ahora hay muy pocos buenos grandes escritores, me parece a mí.
¿Hay razones para eso?
Sería muy fastidioso explicarlo, de todas maneras es muy diferente ahora. Otra cosa que me gusta de Latinoamérica es el amor a la cultura y el amor a los libros. La Feria del Libro de Bogotá es muy conmovedora y la Feria de Guadalajara es cada vez más importante. Yo he invitado a norteamericanos, profesores y editores y están completamente deslumbrados con lo que pasa aquí, porque en Estados Unidos esto no existe y para mí era muy importante que ellos tuvieran una idea de México. Quedaron deslumbrados por el amor a la cultura y cómo la gente hablaba. La idea que ellos tienen de nosotros es muy racista, muy horrible, pero se quedaron deslumbrados por la manera en que la gente hablaba, por la herencia natural de un pueblo de príncipes y eso para mí ha sido muy importante. Espero que lleguen a Estados Unidos y expliquen en realidad lo que somos. El racismo para con nostros es increíble.
Ustedes han sido grandes emigrantes.
Tuvimos que emigrar porque somos pobres. Ahora, en Portugal, se acabó la emigración, casi no hay, nos miran de arriba.
Su nombre sigue en la lista de los candidatos al Premio Nobel.
No pienso en eso, todos los premios que me he ganado me han llegado de la manera más inesperada, no pienso en eso, no es
importante.
Lobo Antunes tiene tres hijas que, según él, quisieran tener un padre más privado, no un padre público. Con ellas no habla sobre
los libros.
``Puedes estar en un restaurante y se acercan personas a pedir una firma. Para mis hijas esto es muy complicado. Entonces es mejor mantenerlas alejadas de todo eso''.
Al terminar la entrevista el escritor de trato cordial, con pequeñas dificultades para escuchar, encendió otro cigarillo y me firmó el libro que tenía a mano Segundo libro de crónicas, donde escribió: ``A los veinte años creía que el tiempo resolvía sus problemas: a los cincuenta tenía ya conciencia de que el verdadero problema era el tiempo''. •