lunes, 25 de agosto de 2008

De vacaciones en las afueras de Bogotá

Nuestra América
De vacaciones en las afueras de Bogotá
ENRIQUE CORDOBA
Especial/El Nuevo Herald
Este viaje entre Bogotá, la capital colombiana, ubicada a 2,640 metros sobre el nivel del mar, y Melgar, es el nuevo destino que los turistas pueden escoger en sus visitas a Colombia, un país en alza turística y que en el año 2007 recibió un millón doscientos mil visitantes.
El municipio de Melgar es un centro vacacional con hoteles, casas, fincas de recreo y más de 5,000 piscinas, convertido en el lugar de tierra caliente más visitado por los bogotanos.
En el trayecto de 100 kilómetros por carretera se pasa de 15 a 26 grados centígrados de temperatura en menos de dos horas, y se disfruta una enriquecedora experiencia con la diversidad de paisajes, cocinas y culturas.
El recorrido comienza en la Autopista del Sur de Bogotá, pasa por Bosa y Soacha, importantes zonas industriales, y conecta con la Carretera Panamericana o Vía a Girardot, puerto sobre el río Magdalena.
En Chuzacá, el sitio más alto y donde se inicia el descenso, se encuentran las poblaciones de clima cálido vecinas del sur de Bogotá. El viajero empieza a disfrutar de un soberbio paisaje predominante de montaña, atravesado por una excelente autopista y naturaleza que cambia con el descenso.
A medida que el viaje avanza los pasajeros se van despojando de los suéteres y bufandas, para quedar a tono con el clima de los valles interandinos.
Es costumbre hacer una escala en San Raimundo, sobre el kilómetro 31, para probar típicas comidas rápidas como fresas con crema, calentanos, empanadas, achiras, jugos de frutas y derivados lácteos en un buen número de paradores y restaurantes. El imaginario popular se refleja en los nombres de los puestos de comida: La Vaca Que Ríe y La Vaca Que Llora.
Llegamos a la población de Silvana situada al costado derecho de la vía decorada con árboles exóticos como cámbulos y ocobos, y tiendas de artesanías con muebles de mimbre, guadua y madera.
El municipio de Fusagasugá es conocido por ser la cuna de Luis Herrera, el campeón del ciclismo en vueltas a España y a Colombia, y por los viveros, las plantas ornamentales de interior y exterior, las orquídeas y las bromelias.
Pocos kilómetros más abajo está el descenso de Chinauta y el paso del Boquerón. A los lados de la vía abundan talleres montallantas, galpones para la cría de pollos y ventas de comestibles. A partir de este punto el trayecto se caracteriza por la cantidad de fincas de recreo, la variedad de alojamientos, hoteles tipo resort y centros vacacionales públicos y privados.
Un momento de suspenso lo constituye el paso por la llamada Nariz del Diablo, porque se adelgaza la vía, quedando por la margen derecha el río Negro en la profundidad y en el otro lado de la montaña sobresale un picacho en forma de nariz. La carretera desciende bruscamente entre un cañón con curvas y contra curvas y en el kilómetro 100 está Melgar.
Melgar es un extraordinario centro turístico de Colombia, con 26 grados centígrados de temperatura media y 323 metros de altura sobre el nivel del mar. Adquirió relieve cuando el general Gustavo Rojas Pinilla, siendo jefe de Estado en 1954, creó allí un comando militar y escogió ese sitio para vacaciones y reposar gracias a su cercanía con Bogotá.
Ultimamente ha sido catalogado como uno de los municipios más visitados por los turistas los fines de semana y en época de vacaciones. Tiene varias ventajas: su ubicación céntrica y su agradable clima, que lo convierten en un sitio ideal para descansar. Su población es de 30,000 habitantes y el lugar es conocido como el ''mar'' de las piscinas en Colombia. Sus principales actividades económicas son el comercio y el turismo. En el sector rural se cultiva plátano, algodón, yuca, caña de azúcar y café. En este lugar se respira el olor de las gardenias, astromelias, bonches y gualandayes.
Las condiciones ambientales también contribuyen a que en Melgar sean populares las ventas de frutales: mango, guayabas, patilla, maracuyá, melón, lechosa (papaya) y granadilla.
Melgar es un aconsejable lugar para escaparse y disfrutar del clima, la gastronomía y la gente sencilla y hospitalaria de esta encantadora zona de Colombia.•

En la geografía de la desigualdad

En la geografía de la desigualdad
ENRIQUE CORDOBA
Lunes, siete de la mañana. Le pido un café a Margareth Soares, en el mercado del nordeste de Sao Paulo, Brasil. Lo sirve de uno de los termos de su carrito y mientras lo saboreo responde a mi pregunta.
--Me levanto a las 3 de la mañana, hago nueve termos de café y vengo en bus a venderlo.
Esta mujer, que aparenta mucho más de los 34 años que dice tener, sale de Casuariña todas las mañanas y hace un recorrido de 25 minutos en bus, con la ilusión de que sus clientes habituales amanezcan con ganas de tomar café en el mercado donde consigue para sobrevivir.
--Nací en Bahía-- dice-- pero viajé a Sao Paulo buscando mejor suerte.
Eso pensarán sus tres hijos, que sobreviven con el producido por las infusiones de café. Su mejor cliente es Eulalio Silva, quien trae verduras frescas, brócolis y zanahorias de una chacra ubicada a cien kilómetros.
Margareth es cabeza de una de las 11 millones de familias pobres del gigantesco país del fútbol, la samba y los desequilibrios sociales.
Todo es lo ''mais grande do mundo'', en este país. Desde el carnaval de Río de Janeiro hasta el estadio Maracaná. También produce vergonzosas noticias:
La cantidad de familias ricas se duplicó en Brasil en los últimos 20 años. Los poderosos son el 2.4% de la población y se localizan en Sao Paulo y Río de Janeiro. Lo grave es que también aumentó el número de pobres.
El libro Atlas de la exclusión social del Brasil. Los ricos en Brasil se basa en los censos de 1980 a 2000, y muestra el desafío del gobierno para llevar alivio a los desposeídos. Las familias ricas pasaron de 507,600 a 1,162,164, según el estudio realizado por cuatro universidades de Sao Paulo. Cinco mil familias son dueñas del 46% del PBI de Brasil. La geografía del hambre limita con la violencia y la criminalidad.
Leo con estupor conclusiones de un estudio: ''Números de miedo del Brasil'': 40,000 es el promedio anual de asesinatos que se cometen en Brasil, cifra considerada equivalente a un país en guerra. 23.8 es la tasa de homicidios en Brasil por cada 100,000 habitantes, un indicador que ha crecido de modo geométrico en los últimos años. 420,000 es la población de presos en Brasil, de los cuales 65% tienen entre 18 y 24 años. De ellos, el 70% son reincidentes.
Tarde veraniega. Dos noches atrás viví una experiencia terrible. Subí a un autobús en un paradero de Ipanema, frente al hotel Olinda Otón, con la idea de conocer algunos barrios de Río de Janeiro. El autobús se fue abriendo camino por entre oleadas de transeúntes y de edificios de apartamentos a la orilla del mar, tan lujosos, que no se equivocaron sus urbanizadores en denominarlos Miami y Tiyuca.
Más de una hora después de un recorrido laberíntico, entrando y saliendo a barriadas, el chofer se estacionó y anunció el final de la jornada. Afuera es noche y en el interior del bus prima la desconfianza y todo es sombrío, con tono de espanto. Quedamos sólo tres pasajeros. Aparté la oscuridad y divisé un letrero pintado con cal sobre una pared que decía ''Agua para Rosihña''. Miré a mi alrededor y con el asombro que surge de un acto irresponsable, me di cuenta de que estaba inmerso en la vulnerabilidad de un territorio sin Dios ni ley.
El panorama no podía ser peor. Viviendas en ruina y abandonadas; basuras dispersas, olor a diablo, ratas cruzando la vía y perros y gatos merodeando. Al frente escoria y más allá más edificaciones decadentes, calles polvorientas bajo las tinieblas. ''Dónde he caído'', me dije, y busqué la manera de que nadie notara el miedo que me carcomía las vísceras. ``En este barrio cayó una bomba atómica y lo acabó todo --pensé--, pero no fue hoy, porque si fuera reciente, la miseria no estuviera tan enraizada en la atmósfera''.
Caminé unos metros con el delirio de alguien que cree que todos le persiguen y metí la nariz en una barraca buscando orientación para regresar a Copacabana. Choqué con otra sorpresa. Un antro de poca luz donde cuerpos perdidos consumían droga sin saber de dónde eran vecinos. Acudí al mismo ardid que me ayudó a salir de una encrucijada similar en Tailandia, y así pude llegar sano y salvo al hotel, casi a la medianoche.
--Eres un loco-- me dijo el uruguayo Alvaro Gustavo Arias, gerente del hotel--. Estás vivo de milagro. Rosihña es una de las favelas más peligrosas del Brasil. Tiene casi un millón de habitantes y todos los días hay muertos y enfrentamientos entre grupos juveniles y bandas del narcotráfico.
El auge de la criminalidad es uno de los grandes desafíos del gobierno de Brasil.
Hojeo un libro de Rubén Fonseca y en una librería del centro y el diplomático colombiano Juan Lozano me llama la atención. Mira lo que viene allá. Al comienzo no estaba seguro si eran dos guitarras con cuerpo de garotas o dos sensuales mujeres con cuerpos de guitarras. Todo es posible en este país alucinante que lo tiene todo.
ecordoba@caracolusa.com

domingo, 10 de agosto de 2008

Un paseo por la diversidad turística de Venezuela

Nuestra América
Un paseo por la diversidad turística de Venezuela
ENRIQUE CORDOBA
Especial/El Nuevo Herald
Al visitar a Caracas un turista debe por lo menos subir al cerro de El Avila, a 2,600 metros de altitud, desde donde se ve el mar; puede caminar por el centro histórico, donde está el panteón con los restos del Libertador Simón Bolívar, y pasear por las áreas residenciales como Las Mercedes, Colinas de Bello Monte, San Román, La Lagunita, El Hatillo y Colinas de Tamanaco, que descubren atracciones naturales y hermosas vistas panóramicas de la capital venezolana.
El vuelo de Miami al aeropuerto Maiquetía, de La Guaira, es de dos horas y media y los contrastes empiezan desde que el avión aterriza sobre una pista entre las montañas y el mar Caribe.
Se recorren 25 kilómetros por un viaducto y encontramos a Caracas, localizada a 800 metros sobre el nivel del mar. La brisa fresca permanente y el clima de eterna primavera es lo que más valoran sus habitantes.
Las políticas oficiales de puertas abiertas a la inmigración marcan la diferencia y hacen de la Venezuela actual un gran mosaico de culturas que se reflejan en la raza, las costumbres, el comercio, la cocina y sus estrechas relaciones con varios países de Europa.
Ir a la Colonia Tovar, ubicada 63 kilómetros al occidente de Caracas, en dirección al Parque Nacional Macarao, es como sentirse en la Selva Negra, Schwarzwald, de Alemania. Es un pueblo de 5,000 habitantes hecho por colonos que llegaron en 1,843 de Wyhl, Edingen y Oberbergen de Kaiserstuhl y ahora sus descendientes continúan desarrollando sus costumbres y oficios. Los visitantes disfrutan de la exquisita gastronomía, cerveza, artesanías y el folclor de Alemania.
Los italianos en Venezuela son la tercera entre las colonias más numerosas de América, después de Estados Unidos y Argentina. Su presencia se expresa en la educación, las recetas culinarias, buenos restaurantes y delicatessen visible en pastelerías como Alicantina, Casa Brioche y La Crocante, que son lugares de encuentro de los caraqueños. Son cafeterías que abren desde temprano para el desayuno y son visitados hasta la medianoche. Los portugueses de Madeira son uno de los grupos inmigrantes más poderosos de Venezuela, debido a su empuje empresarial y capacidad de trabajo. Tienen el Centro Portugués, en Macaracuay, con 2,000 afiliados. Son igualmente importantes los grupos de españoles, árabes y judíos.
Los platos típicos de la cocina venezolana son el pabellón criollo, la arepa, la hallaca, la cachapa, las empanadas de harina de maíz, el asado negro, el cazabe y el hervido de gallina, de carne o de pescado.
Los postres son el majarete, el tequiche y los dulces a base de papelón.
Otros sitios turísticos para visitar son el Salto del Angel, el más alto del mundo con 1,000 metros de altura de caída. Se encuentra dentro del Parque Nacional Canaima en el estado Bolívar y fue descubierto en 1937 por un aviador norteamericano. En Caracas, se pueden contratar excursiones para visitar en avioneta o desde el puerto Ucaima, en Canaima.
Los Roques es un archipiélago que se encuentra 160 kilómetros al norte de La Guaira, y por su belleza, las playas, el color del agua y condiciones naturales ha sido calificado como uno de los sitios más bellos del planeta. ''Es uno de los lugares que un turista debe visitar antes de morir'', escribió un autor estadounidense especializado en viajes.
El archipiélago está compuesto de 80 islotes y cayos, siendo el Gran Roque el único que está poblado y el que cuenta con aeropuerto.
Isla Margarita está a sólo 20 kilómetros de la costa y es la isla más grande de Venezuela. Es puerto libre y cuenta con decenas de playas de arena blanca, donde la vida es apacible y los turistas encuentran un ambiente idílico de atardeceres y música tropical. Con sólo poner pie en la isla, el viajero confirma que éste es uno de los destinos mágicos del mar Caribe. Ideal para descansar, dedicarse a la lectura, broncearse bajo el sol, navegar, disfrutar de los deportes de mar o para ir de compras al Sambil, un gigantesco centro comercial de mercancía libre de impuestos.•
ecordoba@caracolusa.com

sábado, 9 de agosto de 2008

El jardín flotante del Atlántico

El jardín flotante del Atlántico
ENRIQUE CORDOBA
Funchal -- Es fascinante venir a Madeira, la capital oceánica de Portugal, una isla a la salida del Mediterráneo, junto a la costa africana, y acercarse a Porto Santo donde vivió Colón y planeó --según dicen-- el viaje a América, después de hablar con otros navegantes que le dieron noticias de la existencia de otras tierras.
Los ingleses la visitan desde que en 1662 Carlos II contrajo matrimonio con Catarina de Braganza, tomó posesión de un área y desarrolló la gran industria del vino con cepas traidas de Creta. Fue con vino de Madeira que Jefferson brindó por la independencia de Estados Unidos el 4 de julio de 1776 y por una copa de vino perfumado de Madeira, Falstaff, de Shakespeare, vendió su alma al diablo. En 1800 ya se habían enviado nueve millones de botellas de vino de Madeira a Estados Unidos, según datos del Museo del Vino de la isla, vecino del sitio donde murió Fulgencio Batista en 1973.
Madeira se levantó de la pobreza y la ruina de mediados del siglo XX, y ahora está convertida en ``el jardín flotante del Atlántico''.
Es una isla que deslumbra al visitante desde el primer momento porque nadie espera encontrar tanto orden, limpieza en las calles y flores silvestres por doquier: en las casas, en avenidas, junto a las autopistas.
Además de su belleza natural, salta a la vista su impresionante infraestructura de vías y túneles. Cuenta con excelente desarrollo turístico, exquisita cocina, buenos vinos y una tradicional industria de bordados. Ahora la administración regional, con la participación de un consorcio británico, planea construir el campo de golf más grande de Europa en la franja costera de Punta do Pargo.
La inmigración hacia Venezuela ha jugado un papel importante en su economía.
El caos de la Segunda Guerra Mundial en Europa continental también produjo ruina y desolación en Madeira. ''No había ni kerosene para las lámparas, y teníamos que alumbrar con aceite de ballena de Porto Moniz'', recuerda Antonio Sardinha, un empresario exitoso radicado en Caracas a quien encontré haciendo diligencias comerciales en Calheta.
Cuando los hombres cumplían 18 años de edad eran reclutados para el servicio militar y enviados a las guerras que el dictador de Portugal, Oliveira Salazar, estaba empeñado en librar en las colonias de Angola y Mozanbique.
--No eran guerras, nosotros teníamos que ir a buscar gente para dispararle --me explicó Manuel Gouveia, un excombatiente de Angola a quien hirieron en una pierna y radica en Punta do Pargo.
El 70 por ciento de los 300,000 portugueses que emigramos hacia Venezuela entre 1950 y 1960 salimos de Madeira --asegura Sardinha--. Esto era muy triste, no había vida. Había más gente viviendo afuera que dentro de la isla.
Debido a su tenacidad y espíritu emprendedor los portugueses, y más concretamente los madeirenses, pasaron a ser el mayor grupo económico de Venezuela, seguidos por los italianos y los españoles.
El gran aporte de estos sectores inmigrantes ha sido la creación de grandes industrias, bancos, fábricas y comercios. ''Con su capacidad de trabajo ellos crearon empresas, forjaron riqueza y dieron empleo a los nativos'', asegura Alvaro Martínez, un abogado nacido en Mompox, naturalizado venezolano.
La gran influencia cultural y los estrechos vínculos familiares con Venezuela están vivos y se palpan en la calle o en cualquier negocio de Madeira, donde la gente pasa de hablar portugués al castellano con absoluta normalidad.
De casi todos los hogares de Madeira un familiar emigró a Venezuela o se encuentra a alguien que nació allá y regresó hace unos años.
Antonio Sardinha recuerda que el barco Serpa Pinto, que lo llevó el 18 de agosto de 1953 de Funchal a La Guaira, tardó diez días cruzando el océano. Hoy es tal la cantidad de viajeros que la aerolínea TAP tiene un vuelo diario de Caracas a Portugal, tres de los cuales van directos a Madeira, cuyo moderno aeropuerto en Funchal tiene la mitad de la pista construida sobre el mar.
El fenómeno político de Hugo Chávez ha incrementado y acelerado el número de ''retornados'' a la isla. Miles de hijos de portugueses nacidos en la patria de Simón Bolívar han tramitado su ciudadanía portuguesa y han iniciado una nueva vida en esta parte de Europa.
Desde Santa Ana hasta Cámara de Lobos y desde San Vicente hasta Santa Cruz, abundan las empresas, empleados y negocios abiertos por venezolanos que salieron huyéndole al socialismo del siglo XXI pregonado por el presidente Chávez.
Sin embargo, esta nueva situación crea una dura realidad.
Alberto Joao Jardin, el gobernador de la isla, está en el poder desde hace 30 años. Todas las personas con las que he conversado en este recorrido elogian su labor administrativa y lo destacan como el artífice de la modernización y organización de la isla.
Madeira tiene más de un centenar de túneles y la red de autopistas y viaductos es extraordinaria. Es una preciosa isla de montañas verdes y acantilados, con casas de paredes blancas y tejados color ladrillo. Su población es de 250,000 habitantes que gozan de una muy buena calidad de vida y servicios oficiales, algunos más avanzados que en Estados Unidos. Es uno de los principales destinos turísticos de Europa, principalmente de los ingleses, escandinavos y alemanes. La isla recibe un millón de turistas anualmente. Churchill estuvo aquí de vacaciones en el emplemático Hotel Reid's en 1925 y 1950, y el autor teatral George Bernard Shaw vino aquí a escribir sus memorias.
Los juegos de medianoche del 31 de diciembre del 2006 de Madeira figuran en el libro de Guinness como el mayor espectáculo pirotécnico del mundo.
''Usted puede ver que aquí hay paz, aquí nací, y ésta es una isla muy hermosa'', me dijo Sardinha. Tomó un trago de vino, miró al mar y sentenció: ``Pero qué va, yo amo a Venezuela''.
ecordoba@caracolusa.com