sábado, 11 de junio de 2011

Corralejas, ganados y festejos del Sinú

Corralejas, ganados y festejos del Sinú



ENRIQUE CÓRDOBA

ESPECIAL/EL NUEVO HERALD

Viajes en canoas por el río y en lanchas por el mar, ver ordeñar las vacas y búfalas en los corrales; montar a caballo, ver tocar a una banda de músicos, degustar un sancocho de pescado en el mercado, escuchar los cuentos de los campesinos al atardecer y hacer la siesta en una hamaca en una cabaña. Es lo que encuentra el turista que se aventure a ir -tres horas por carretera- al occidente de Cartagena y quiera conocer el Valle del Sinú.
Es un destino diferente para conectarse con la vida sencilla de pescadores que viven en una choza con humor y alegría. Tiran la atarraya cuando quieren comer pescado o van a la huerta a cortar unos plátanos para los tostones de la comida.
El gobierno colombiano está empeñado en fomentar el turismo rural. Con este propósito ofrece créditos y asistencia para adecuar las fincas y mejorar la infraestructura veredal.
El recorrido desde Cartagena es de 250 kilómetros para llegar hasta Montería, la capital de Córdoba. El departamento tiene una superficie de 23,980 kms2, la principal fuente económica es la ganadería y posee el 40 por ciento de la población ganadera de Colombia.
La vía esta pavimentada y se extiende por tierras de sabanas muy fértiles siguiendo la misma ruta de la expedición española –al mando de Antonio de La Torre y Miranda- que concluyó con la fundación de Santa Cruz de Lorica, en 1776. En el camino hay puestos de venta de toda clase de frutales a la orilla de la carretera como mangos, sandías, bananos, piñas, nísperos, naranjas y guayabas. Los lugareños también ofrecen venta de gallinas, conejos y pájaros. La zona comprende las siguientes poblaciones: San Onofre, Tolú, Sincelejo, Coveñas, Lorica, Cereté y Sahagún, y presenta marcados contrastes socioeconómicos.
El viajero puede ver bellezas naturales de bosques y paisajes de mar en el Golfo de Morrosquillo. Enormes cultivos tecnificados de palma africana y grandes haciendas de ganado Brahman y Cebú. Al lado de caseríos y poblaciones con precarias viviendas, escuelas, tiendas, bares y gentes con características culturales similares a Africa.
Tienen gran imaginación y vocación por la narrativa oral a través de historias que se transmiten de unos a otros. El novelista Gabriel Garcia Márquez inmortalizó en su obra algunos aspectos que forman parte de las vivencias y cotidianidad de estos pueblos.
Las corralejas son festejos populares con 30 toros cada tarde, que se realizan en una veintena de pueblos, todos los años en el verano. Abundan las celebraciones como el Reinado Nacional de la Ganadería y las fiestas del algodón. El festival del Burro, en el municipio de San Antero es un concurso de asnos disfrazados. Por lo general son parodias tomadas del acontecer político.
El Festival de Porro de San Pelayo congrega para la fiestas de San Pedro el 29 junio, a medio centenar de bandas de músicos. Durante un fin de semana buscan el reconocimiento interpretando ritmos regionales como porro y fandango, hasta el amanecer.
El sombrero “vueltiao” –convertido en símbolo de la colombianidad- lo fabrican indígenas de San Andrés y Tuchín (Córdoba). La arepa de huevo, junto con las carimañolas de yuca, los kibbes que trajeron los árabes y las empanadas de carne son componentes con el pescado, de la gastronomía de este sector de la Costa.
Un recorrido por estas tierras de la cumbia, el porro, y la hamaca, es descubrir otra de las ricas vertientes culturales de Colombia.•


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ENRIQUE CORDOBA: ¿Por qué no podemos?

ENRIQUE CORDOBA: ¿Por qué no podemos?


ENRIQUE CORDOBA

Un politólogo de Cato Institute de Washington y cinco periodistas –tres anglos, una afroamericana y yo, de Miami– tuvimos encuentros con funcionarios de todos los niveles en Taipei, capital de la isla de Taiwan. Desde el presidente de Taiwan, Ma Ying-jeou, hasta empleados de menor rango en la burocracia.
Más que subirme al ascensor más rápido del mundo en el Edificio Taiwan 101, capaz de subir a todos sus pasajeros desde el quinto piso al 89 en solo 37 segundos, me impresionaron otras vivencias.
Me llamaron la atención –por ejemplo– las 77 tarjetas de presentación que recibí, con las que hice un paquetito y aún guardo. Esas tarjetas fueron producto de las reuniones con cada funcionario a quien visitamos.
Los taiwaneses, como la mayoría de los orientales, entregan la tarjeta de presentación con las dos manos, inclinándose y en una actitud de solemnidad.
Con el nombre y el cargo se puede leer el grado académico. Pude comprobar que el 99% tienen maestría y doctorado en las mejores universidades de Estados Unidos, Inglaterra, Alemania y Francia.
Son funcionarios que llegaron a sus cargos por competencia, no por recomendaciones políticas.
Recuerdo un caso que me sucedió en la cancillería de Taipei el segundo día de nuestra llegada. Finalizada la reunión con el ministro pedí una entrevista con una diplomática que hablaba español. Aceptó, me invitó hasta su despacho y me encareció que la aguardara unos minutos hasta terminar una tarea. Por fin le grabé la entrevista y al ponerme de pie para despedirme observé que eran las ocho de la noche y casi todos sus compañeros de oficina estaban trabajando.
–Aquí trabajamos hasta terminar sin preocuparnos del horario –me explicó.
No hay duda que la educación y la disciplina son las respuestas a las preguntas que siempre nos hacemos. ¿Qué hicieron Taiwan, Corea, Singapur, Hong Kong, los llamados tigres del sudeste asiático para salir del atraso y ser competitivos?
Traigo el tema a propósito de la charla sobre el Tratado de Libre Comercio Colombia-EEUU que el ex ministro colombiano Luis Guillermo Plata dio hace unos días en el hotel Hyatt de Coral Gables. Invitado por la Cámara de Comercio colombo americana del Gran Miami comentó el caso de las dos islas.
Hace 40 años una isla en Asia producía té, arroz, azúcar y bananos. Otra isla en el Caribe también producía azúcar, bananos y tabaco.
Aplicaron sistemas económicos y políticos diferentes y hoy las realidades de Cuba y Taiwan están a la vista para quien quiera verlas.
Para verificar la comparación del ex ministro colombiano me fui a The World Factbook, donde los números hablan por sí solos: mientras el ingreso por habitante en Cuba ronda los 9.900 dólares, y el PIB registra 114.1 billones de dólares; el ingreso per cápita del taiwanés es de 35.800 dólares y el PIB asciende a 823.6 billones de dólares.
Taiwan se convirtió en el mayor exportador mundial de chips, componentes y computadoras, productos electrónicos, pantallas planas, maquinaria, textiles, artículos plásticos, derivados químicos, implementos de ópticos, equipos fotográficos e instrumentos médicos.

Entretanto, Cuba, cuarenta años después, no ha pasado de exportar azúcar, tabaco y café.
Cuba es el caso más triste y patético de la historia por haber despilfarrado el futuro de varias generaciones.
Desde otra perspectiva cualquiera de la treintena de países de América Latina posee mayor territorio, recursos y posibilidades que Taiwan. Sin embargo con los niveles de analfabetismo, inestabilidad de sus sistemas de gobierno y la imparable corrupción política, continuarán desaprovechando oportunidades de desarrollo.
¿Cuál es el país de América Latina que más lo impresiona? –pregunté al exministro Plata.
–Perú –respondió sin titubeos–. Pero vea usted –agregó– han sido tan creativos que se pasaron y hoy están jugando con un crecimiento extraordinario del 8% anual, escogiendo a Ollanta Humala.
Colombia es un país del que elogian tantas cosas positivas, ¿en qué falla?
–Los colombianos somos buenos para trabajar, está probado, pero a los colombianos nos falta audacia –declaró–. Tardamos en hacer las cosas. Hacemos tarde las vías, el aeropuerto de Bogotá y llegamos tarde a negociar el TLC. Si se aprueba este año, el TLC entrará en vigencia por allá en el 2013. Y es mucho tiempo perdido.
El hecho real es que mientras nuestra América Latina continúa siendo la región de países con futuro, el presente es de pueblos como Taiwan que hacen lo que deben hacer: trabajar con seriedad, disciplina y planificación; es la única forma de progreso sostenido.


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