domingo, 26 de enero de 2014

Vuelta a los Valles Calchaquies

ENRIQUE CÓRDOBA.- ESPECIAL/EL NUEVO HERALD.- A la una de la tarde de ese día de octubre pasado, al llegar a la cima de la cordillera, nos detuvimos en “El Infiernillo”, uno de los más altos pasos de la montaña tucumana, ubicado a 3,042 metros sobre el nivel del mar. Allí el azul del cielo es intenso y sin nubes y la fuerza del viento embestía como un animal. En lo alto de un mástil ondea una bandera argentina desgastada por el paso del tiempo. Al lado la única vivienda donde los Zabaleta, una familia de pastores resiste las inclemencias de las bajas temperaturas y la soledad, criando llamas y ovejas. “Este es un refugio de varias especies de animales en peligro de extinción como el gato andino y la taruca”, dijo Hugo Olgiati, el guía que nos acompañó desde San Miguel de Tucumán, la capital provincial. Atrás quedó el valle de Tafí y a pocos kilómetros los valles Calchaquies con un espectacular paisaje de cardones. Los cardones son miles y miles de gigantescos e imponentes cactus de 5 y 6 metros de altura, a ambos lados de la ruta, una exótica naturaleza nunca vista. Media hora después un aviso: Amaicha del Valle 360 días de sol, la ciudad con el mejor clima del mundo. “Desde el 2003 esta zona entró como destino turístico del noroeste argentino, facilitando visitas a las ruinas de Quilmes, Colalao y Cafayate, en la provincia de Salta, por la ruta 40”, expreso un tucumano de Amaicha. La Ruta 40 es la carretera nacional por excelencia. “Tiene 5,000 kilómetros, saliendo de Río Grande hasta Quiaca, en Jujuy, y cruza el país de sur a norte”, dice Olgiati. “Es un placer enorme recorrerla”, agrega. “No me canso de hacer esta ruta tan única para los argentinos”. En las ruinas de Quilmes, ciudad sagrada de los pueblos primarios, a 2,000 metros sobre el nivel del mar, está el museo con la memoria arqueológica de aquella cultura. Al fondo el cerro denominado Alto Rey y al pie restos de la infraestructura urbanística de las viviendas de los indios Quilmes. “Vino patero”, dice el aviso en la puerta de la tienda a orilla de la vía. “Es el vino elaborado artesanalmente para consumo casero”, señala Daniel Carrazano, promotor de turismo. En Las Arcas de Tolombón, kilómetro 4.013 de la ruta 40, visitamos las bodegas integradas al paisaje calchaquí, construidas en ladrillos estampados a mano por artesanos y degustamos deliciosos vinos Siete vacas, malbec, torrontés, tannat y cabernet sauvignon. De regreso visitamos Tafí del Valle donde sus menhires, (especie de monolitos enormes), son unos de los atractivos de la ciudad. En febrero organizan el Festival del queso y en Semana Santa llegan muchos visitantes para ver la representación de la Pasión de Cristo. Un lugar para dormir es la Estancia Jesuítica Las Carreras que data de 1779, donde Inés Frías Silva, organiza excursiones a caballo y sirve exquisitos platos de locro, humitas, chanfaina y dulce de leche.• enriquecordobaR@gmail.com Read more here: http://www.elnuevoherald.com/2014/01/25/1662949/vuelta-a-los-valles-calchaquies.html#storylink=cpy