domingo, 15 de enero de 2012

EN SAINT THOMAS SE UNE EL CARIBE Y EL ATLANTICO

ENRIQUE CORDOBA./ Lo primero que llama la atención al llegar a la isla Saint Thomas, la mayor de las Islas Virgenes y la preferida por los piratas ingleses del siglo XVII, en el corazón del Caribe, es que se conduce por la izquierda debido a que fue británica. Charlotte Amalie, puerto y capital del archipiélago, viene del nombre de una reina danesa. En 1917 Estados Unidos para controlar la región y custodiar el Canal de Panamá pagó 25 millones de dólares a Dinamarca por Saint John, Saint Croix y Saint Thomas, conocidas como las Islas Vírgenes. Desde entonces pasaron a ser estadounidenses. La ciudadanía americana fue ofrecida a los residentes en 1927. Al llegar allí los pasajeros encienden sus celulares y marcan a cualquier número de Estados Unidos sin costo adicional, como si estuvieran en Miami. El largo puerto, donde pueden estacionarse uno tras otro, tres barcos de cruceros, entre ellos “Allure” el más grande del mundo, en el que llegué, es el más popular del Caribe. Al bajar a tierra se entra a “Austin “Babe” Monsanto” un terminal de buses y taxis donde ofrecen servicio de traslado al centro de Charlotte Amalie o tours por la isla. La tarifa es de 20 dólares por persona para hacer el recorrido. Predominan boricuas y dominicanos entre los guías y choferes que hablan el castellano. En sus 80 kilómetros cuadrados y cincuenta y un mil habitantes, Saint Thomas reune colinas verdes con diversos miradores desde donde se aprecian lindos paisajes y casonas estraordinarias de millonarios y famosos de Nueva York y Hollywood. Las playas y el color azul turquesa de las aguas del mar son el gran atractivo para los amantes de los baños de sol, el placer de descansar y practicar esnórquel, buceo y windsurf. Los visitantes llenan las tiendas buscando joyas, relojes y licores libres de impuestos. Curiosamente al igual que en Saint Maarten, a la pregunta por la comida típica la respuesta es la misma: arroz con pollo y fríjojes. Luego mencionan pescados y mariscos. El boricua que nos sirvió de guia en un pequeño y maltrecho bus al que le entró todo el agua lluvia que cayó el día que la visité, nos aseguró que “desde Barba Azul hasta Barba Negra, famosos piratas del Caribe, vivieron en un paraje de Saint Thomas”. Luego nos paseó hasta obtener una panorámica sensacional. “Este es el Drake’s Seat”, nos dijo y mostró una banca verde de concreto junto a Magon Bay. Según la leyenda ahí se sentaba el pirata inglés para disfrutar de la hermosa vista del punto donde el Caribe se une con el Océano y espiar el paso de los barcos españoles cargados de oro. Despues nos señaló una casa blanca donde se aloja el expresidente Clinton en sus escapadas de descanso. La población es afroamericana descendientes de esclavos (la esclavitud fue abolida en 1848), que cultivaban caña de azúcar. Sin embargo por el turismo de cruceros y la llegada de bancos, casas comerciales y grandes cadenas de joyerías y alhajas, se han radicado numerosas familias de latinoamericanos, franceses y estadounidenses. Los vuelos internacionales aterrizan en el aeropuerto “Cyril E. King” de la isla. Todos los días sale un ferry para excursiones a St. John, una isla de playas maravillosas que se divisa desde las colinas en días despejados.

LOS CASINOS DE MACAO

ENRIQUE CORDOBA Una mujer que nunca había visto en mi vida me aguardaba en la terminal de barcos de Macao. Marcela Moreno te va a recibir y te mostrará la ciudad me dijo Stella Ramírez vice-cónsul de Colombia en Hong Kong. Hice cola en una kilométrica línea de chinos acostumbrados a larguísimas colas y pagué 20 dólares por un tiquete de viaje en la atestada estación Tsim Sha Tsui, de donde partían los botes cada quince minutos. En menos de una hora el ferry de trescientos pasajeros, parecido a un autobús flotando en el mar de la China, atravesó el estrecho hasta la isla. Bajé del ferry a tierra y me situé en la última puerta de la estación mirando pasar gente, a la espera de mi guía. Quince minutos más tarde no necesitó darme señas, uno conoce a su gente, sobre todo en el otro lado del mundo. Dos colombianos se descubren en el caminado, gesticulando o en últimas, por el acento. Portugal devolvió la administración, de esta posesión de ultramar en 1.999, aunque se mantiene el sistema judicial y la economía capitalista portugués. Sin embargo con solo visitar el centro histórico, los edificios de correos, las ruinas de la catedral de San Pablo, la fortaleza del Monte, la Santa Casa de la Misericordia, o el restaurante “Bacalao” se respira el aire y sabor lisboeta. La segunda mujer que conocí en Macao fue otra colombiana, oriunda de Tumaco, puerto colombiano sobre el oceáno Pacífico, hermana de un futbolista del club Los Millonarios de Bogotá. Su esposo un ingeniero inglés, ejecutivo de la constructora del Venetian Resort, una obra gigantesca, de inspiración italiana rodeado de tres canales con góndolas y el casino más grande del mundo con un espacio de 52.000 metros cuadrados. El dueño del Venetian es el mismo propietario de los casinos de Las Vegas, me indicó mi paisana tumaqueña. Es el hombre que más dinero gana en el mundo, por hora, afirmó. “No es más rico que Bill Gates ni Slim, pero está en la lista de los cinco más adinerados y recibe mayores ganancias que ellos”. El magnate de quien me habló es el jefe de su marido y había estado sentado tres días antes, inspeccionando el negocio, en la misma butaca desde donde yo hacía un reporte periodístico para mis oyentes de Radio Caracol en Miami. Macao con una extension de 29.2 kilómetros cuadrados y medio millón de habitantes, deriva sus ingresos en un 70% de la industria de los casinos. Es conocida como “Las Vegas de China” y es el único lugar del país donde el juego está legalizado. “Aquí está prohibido el juego, pero como los chinos son muy adictos al vicio del cigarillo y a los juegos de azar, van a Macao”, me informó otro día, en la china comunista adonde viajé posteriormente, José Ordoñez, colombiano de Santa Marta, que abrió “Andes Café”, en sociedad con una joven economista china de 25 años, en Guangzhou. Con una población de 1.33 7.000.000 de personas que viven a cinco horas de vuelo, los casinos de Macao no dan a vasto para atender la ansiedad de sus clientes. Por esa razón Macao genera 30.000 millones de dólares al año, mientras que el porcentaje de viciosos de los 303 millones de estadounidenses permiten una recaudación de 10.000 millones de dólares, en los casinos de Nevada. Las fuentes y luminosidad de los casinos de Macao convierten las noches en día. En esos establecimiento no aceptan pataca, la moneda oficial, solo reciben dólares de Hong Kong. A que vienen a Taiwan?, pregunté en Taipei, donde supe que están viajando cinco mil chinos semanalmente desde territorio continental. Les atrae la televisión. “Aqui pueden ver en su idioma programas de todo género sin las restricciones que establecen las autoridades de Pekín”, me explicó en la capital taiwanesa, Stephen Shen, ex-embajador en Washington. Convienen los casinos a Miami?, plantea el debate. Por ahora estamos bajo la influencia de los argumntos de las dos maquinarias de políticos, lobbistas, publicistas, economistas, periodistas y otros contratados para convencernos. La misión de todo ciudadano responsable con el destino de Miami, es documentarse, opinar y hacerse sentir. enriquecordobaR@gmail.com