domingo, 24 de mayo de 2009

Caminata por San Telmo, Chacarita y la Boca

Nuestra América
By ENRIQUE CORDOBA
Especial/El Nuevo Herald
San Telmo, uno de los barrios de los inicios de Buenos Aires, que debe su nombre al santo napolitano patrono de los navegantes, agregará otro motivo para visitarlo.
En la calle Chile 371, el gobierno de la ciudad levantará una escultura tamaño natural de Mafalda, ''la niña pacifista que aborrecía la sopa'', que permitirá a los turistas tomarse fotos a su lado.
San Telmo es un sector porteño donde puede comenzar un paseo para apreciar el arte callejero, la arquitectura de otros tiempos y el paso de la historia.
La tumba de Carlos Gardel, en el cementerio de la Chacarita, sigue siendo uno de los atractivos para los fanáticos que hacen peregrinaciones desde diversas ciudades de América Latina hasta Buenos Aires para rendir tributo al ''Morocho del Abasto''. Alrededor de la tumba se pueden leer testimonios de admiración, en el texto de decenas de placas incrustadas en las paredes.
Son muestra de afecto de miembros de clubes y peñas, de seguidores de Gardel que cultivan la milonga y el tango, en lugares tan opuestos como Lima, Guayaquil, México o Maracaibo.
Gardel murió un lunes 24 de junio de 1935 en un accidente aéreo en el aeropuerto de Medellín, donde se le venera con la pasión que se rinde a un santo.
Otras de las tumbas que congregan turistas en el cementerio de la Chacarita son las de figuras de la política, el deporte y la cultura argentinas como Juan Domingo Perón, la madre María Loredo, Irma de Maresco (conocida por sus devotos como la Hermanita Caridad), Alberto Olmedo, Oswaldo Pugliese, Alfonsina Storni, Ringo Bonavena, Luis Sandrini, Oswaldo Soriano y el cantante de copla español Miguel de la Molina, entre otros.
El Barrio de la Boca tiene bien ganado su apelativo de ''la Piccola Italia''. Basta caminar por sus calles para compenetrarse con su historia protagonizada por inmigrantes europeos --italianos, especialmente--, que llegaron navegando por el Atlántico, entre 1860 y 1930. Llaman la atención las casonas bajas, de madera, techos de zinc y las fachadas de vistosos colores. ''Era la pintura que quedaba de los buques'', afirma el escritor Alejandro Tarruela. ''Miles de marineros genoveses y trabajadores se asentaron aquí y crearon una nueva vida'', cuenta. ''Italianos alegres que con su gastronomía y su cultura dieron origen a una nueva poesía y música en esta parte de América''. Más tarde fueron llegando polacos, griegos, ingleses y turcos. La Boca fue elevado a la categoría de barrio en 1870 y en 1905 fue fundado el Boca Juniors, uno de los clubes de fútbol más populares y antiguos de Argentina. ''Puede apreciar un bello mural pintado por Pérez Celis'', me insinuó el taxista. Estábamos en el encuentro de las calles Brandsen y Del Valle, frente al legendario estadio La Bombonera del club.
Unas calles más adelante por entre casas residenciales atestadas de gente y comercios se llega a la rambla. Mas allá el Riachuelo donde puede verse un cementerio de viejos barcos abandonados y el puente Avellaneda. La Boca es un sector con vida propia donde los turistas pueden adquirir desde banderines y camisetas color azul y amarillo, emblemáticas del club de fútbol, hasta artesanías locales.
Un paseo por Buenos Aires siempre termina en un restaurante frente a una copa de vino y una parrilla criolla. Los cortes están a la disposición del turista, siendo los más pedidos el bife de chorizo, de costilla, vacío o lomo. Los malbec y cabernet sauvignon argentinos figuran en la lista de los vinos más premiados. En la provincia de Mendoza se ha puesto de moda el turismo del vino y consiste en construir cabañas en medio de los viñedos. Así los turistas encuentran alojamiento y allí mismo hacen la ruta del vino en las bodegas para disfrutar de catas de excelentes vinos argentinos.•