lunes, 11 de agosto de 2014

Pueblo Bello en la Sierra Nevada

ENRIQUE CÓRDOBA.- ESPECIAL/EL NUEVO HERALD.- Pueblo Bello se encuentra sobre la Sierra Nevada de Santa Marta, en el camino a Nabusímake, la capital de los arhuacos, una de las etnias que viven en esta área, al norte de Colombia. Es un mágico lugar de valle, montaña y altiplano de 13,500 habitantes, que seduce al turista por la tranquilidad, paisajes naturales y la convivencia cultural. El 60 por ciento es arhuaco y los kankuamos, que también cohabitan la sierra –con los kogi y wiwas–, se han mudado hacia Valledupar, la capital del Cesar. De economía agrícola, cultivan aguacate, mandarina y café. Los cultivos surgieron a raíz de una inmigración santandereana que huyó de la violencia. Hoy el café de la Sierra es uno de los más cotizados de Colombia, expresó Omaira Pedraza, presidenta de Café Don Valle. El clima, de una temperatura promedio de 18 grados centígrados, es uno de los principales atractivos de Pueblo Bello, asegura ​el compositor ​​Luis Mendoza Sierra​. ¿Las diferentes tribus de indígenas se mantienen aisladas?, pregunté a Pepe Pianeta, ex alcalde de Pueblo Bello, a quien encontré recostado ​de un árbol​, conversando con tres amigos. “Entre las diferentes etnias no se casan” respondió. “El arhuaco busca al blanco, o mejor el hombre blanco busca al indígena”, aseguró. ¿Conservan la lengua? La conservan 100 por ciento. La alcaldía exige que los docentes de las escuelas sean de lengua arhuaca para no perder esa tradición. De Pueblo Bello a Nabusímake hay 35 kms. que se recorren en hora y media en un jeep o campero (como le llaman los colombianos). A los lados del camino se extienden paisajes hermosos y algunas casas de campo de personajes de la capital. Es común ver filas de indígenas a pie caminando por la carretera. Caminan todo el día, dice María Elisa Ayala, directora de Paseo Vallenato Tour, una organización que realiza excursiones por la región. Cualquiera de los 25 municipios del Cesar es un destino maravilloso pero desde hace poco tiempo es que ha surgido un interés turístico. Sus leyendas se suelen cantar en canciones como el vallenato. Estas canciones hablan de pueblos a orillas de río, colgados en las estribaciones de la sierra, ubicados a la orilla de la carretera o escondidos en el altiplano. Según María Elisa Ayala, a la serranía del Perijá le llaman “El Rincón Guapo” porque es ahí donde están todas las dinastías de reyes y juglares de la música vallenata: los Zuleta Díaz, los Romero, los Celedón, los Torres, los Gil”. La región negroide es la de los acordeoneros: El Paso, Rincón Hondo, Chiriguaná y El Difícil. Mi abuelo Eusebio Ayala “El Juglar de los Patriarcas”, era hijo de una india de la serranía de Perija que se casó con un francés, y mi bisabuelo fue un panameño que entró por la Guajira, dijo Ayala. El Cesar es una joya que invita a descubrirla.• Read more here: http://www.elnuevoherald.com/2014/08/09/1815721/pueblo-bello-en-la-sierra-nevada.html#storylink=cpy

lunes, 4 de agosto de 2014

Manzanillo, cerca de Cartagena para relax y mar

ENRIQUE CÓRDOBA.- ESPECIAL/EL NUEVO HERALD.- Cartagena de Indias encantó al periodista Carlos Alberto Montaner cuando la conoció el año pasado, porque su arquitectura y su gente lo transportaron a La Habana, ciudad que él no ha vuelto a ver desde que salió de Cuba hace medio siglo. A otros les llama la atención encontrarse con un destino a la orilla del mar, con sus callecitas empedradas, casonas de balcones, historias de piratas y murallas del siglo XVIII que evocan su pasado colonial. Cartagena también es el lugar para quienes sueñan con verse frente a un plato con un pescado frito y patacones (tostones), una langosta, una cazuela de mariscos o un sancocho de pescado acompañado de arroz con coco. Si usted es de los que disfruta un buen cebiche de ostras, o coctel de camarón o de langostino preparado con cebolla picada y otros ingredientes que le dan sabor, tiene dos opciones. La Ostrería Sincelejo, un negocio familiar de muchos años, al pie del edificio de la Caja Agraria, a una cuadra de la Torre del Reloj; y si está en Bocagrande puede buscar un quiosco frente al Hotel Cartagena. Los dulces y manjares de sobremesa lo esperan en un costado de la Plaza de la Aduana. Para los amantes de la tranquilidad y la naturaleza existen opciones y una de ellas es Manzanillo del mar, ubicado a 15 minutos de Cartagena por la vía a Barranquilla. Es una ensenada de playa enmarcada por dos morros a cada lado, palmeras, manglares y el sonido del mar. En pocos años un pueblito de pescadores de 2,000 habitantes se transformó en alternativa turística con proyectos hoteleros y conjuntos residenciales de lujo con un campo de golf diseñado por Jack Nicklaus. Llegar allí es como pisar suelo en una reserva natural entre vientos, cocoteros y el ambiente marino. “Este es un refugio de paz y sosiego para relajarse”, asegura Mauricio Martinez, presidente de Karmairi Hotel Spa, un resort de 14 habitaciones, mezcla de matamba y techos de paja levantados por artesanos monterianos, que siguen el estilo de la isla de Bali. “Hemos hecho un restaurante, Azul, para comer bien, es un lugar para inspirar los sentidos”, dice. Al hablar de la buena mesa los nativos también ponderan la buena cocina de su pueblo. “Tenemos fama de preparar los mejores mariscos, pescados y arroz con coco”, dijo Manuel Castillo, camarero del hotel. A la hora del desayuno Cesar Mora, reconocido actor de la televisión colombiana saboreaba arepa de huevo, un exquisito manjar de la cocina típica cartagenera. Todo forma parte del empuje turístico y los emprendimientos que ha tenido Cartagena en los últimos años, un boom que ha disparado el mercado de las inversiones inmobiliarias y el valor de la propiedad. Decidimos expandirnos a 154 habitaciones con el mismo concepto de tranquilidad para parejas, expresó Maria Carolina Orozco, del Hotel Kalamari. Los atardeceres en Manzanillo también tienen colorido romántico.• enriquecordobaR@gmail.com Read more here: http://www.elnuevoherald.com/2014/07/12/1796276/manzanillo-cerca-de-cartagena.html#storylink=cpy