sábado, 11 de junio de 2011

ENRIQUE CORDOBA: ¿Por qué no podemos?

ENRIQUE CORDOBA: ¿Por qué no podemos?


ENRIQUE CORDOBA

Un politólogo de Cato Institute de Washington y cinco periodistas –tres anglos, una afroamericana y yo, de Miami– tuvimos encuentros con funcionarios de todos los niveles en Taipei, capital de la isla de Taiwan. Desde el presidente de Taiwan, Ma Ying-jeou, hasta empleados de menor rango en la burocracia.
Más que subirme al ascensor más rápido del mundo en el Edificio Taiwan 101, capaz de subir a todos sus pasajeros desde el quinto piso al 89 en solo 37 segundos, me impresionaron otras vivencias.
Me llamaron la atención –por ejemplo– las 77 tarjetas de presentación que recibí, con las que hice un paquetito y aún guardo. Esas tarjetas fueron producto de las reuniones con cada funcionario a quien visitamos.
Los taiwaneses, como la mayoría de los orientales, entregan la tarjeta de presentación con las dos manos, inclinándose y en una actitud de solemnidad.
Con el nombre y el cargo se puede leer el grado académico. Pude comprobar que el 99% tienen maestría y doctorado en las mejores universidades de Estados Unidos, Inglaterra, Alemania y Francia.
Son funcionarios que llegaron a sus cargos por competencia, no por recomendaciones políticas.
Recuerdo un caso que me sucedió en la cancillería de Taipei el segundo día de nuestra llegada. Finalizada la reunión con el ministro pedí una entrevista con una diplomática que hablaba español. Aceptó, me invitó hasta su despacho y me encareció que la aguardara unos minutos hasta terminar una tarea. Por fin le grabé la entrevista y al ponerme de pie para despedirme observé que eran las ocho de la noche y casi todos sus compañeros de oficina estaban trabajando.
–Aquí trabajamos hasta terminar sin preocuparnos del horario –me explicó.
No hay duda que la educación y la disciplina son las respuestas a las preguntas que siempre nos hacemos. ¿Qué hicieron Taiwan, Corea, Singapur, Hong Kong, los llamados tigres del sudeste asiático para salir del atraso y ser competitivos?
Traigo el tema a propósito de la charla sobre el Tratado de Libre Comercio Colombia-EEUU que el ex ministro colombiano Luis Guillermo Plata dio hace unos días en el hotel Hyatt de Coral Gables. Invitado por la Cámara de Comercio colombo americana del Gran Miami comentó el caso de las dos islas.
Hace 40 años una isla en Asia producía té, arroz, azúcar y bananos. Otra isla en el Caribe también producía azúcar, bananos y tabaco.
Aplicaron sistemas económicos y políticos diferentes y hoy las realidades de Cuba y Taiwan están a la vista para quien quiera verlas.
Para verificar la comparación del ex ministro colombiano me fui a The World Factbook, donde los números hablan por sí solos: mientras el ingreso por habitante en Cuba ronda los 9.900 dólares, y el PIB registra 114.1 billones de dólares; el ingreso per cápita del taiwanés es de 35.800 dólares y el PIB asciende a 823.6 billones de dólares.
Taiwan se convirtió en el mayor exportador mundial de chips, componentes y computadoras, productos electrónicos, pantallas planas, maquinaria, textiles, artículos plásticos, derivados químicos, implementos de ópticos, equipos fotográficos e instrumentos médicos.

Entretanto, Cuba, cuarenta años después, no ha pasado de exportar azúcar, tabaco y café.
Cuba es el caso más triste y patético de la historia por haber despilfarrado el futuro de varias generaciones.
Desde otra perspectiva cualquiera de la treintena de países de América Latina posee mayor territorio, recursos y posibilidades que Taiwan. Sin embargo con los niveles de analfabetismo, inestabilidad de sus sistemas de gobierno y la imparable corrupción política, continuarán desaprovechando oportunidades de desarrollo.
¿Cuál es el país de América Latina que más lo impresiona? –pregunté al exministro Plata.
–Perú –respondió sin titubeos–. Pero vea usted –agregó– han sido tan creativos que se pasaron y hoy están jugando con un crecimiento extraordinario del 8% anual, escogiendo a Ollanta Humala.
Colombia es un país del que elogian tantas cosas positivas, ¿en qué falla?
–Los colombianos somos buenos para trabajar, está probado, pero a los colombianos nos falta audacia –declaró–. Tardamos en hacer las cosas. Hacemos tarde las vías, el aeropuerto de Bogotá y llegamos tarde a negociar el TLC. Si se aprueba este año, el TLC entrará en vigencia por allá en el 2013. Y es mucho tiempo perdido.
El hecho real es que mientras nuestra América Latina continúa siendo la región de países con futuro, el presente es de pueblos como Taiwan que hacen lo que deben hacer: trabajar con seriedad, disciplina y planificación; es la única forma de progreso sostenido.


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