domingo, 10 de octubre de 2010

ENRIQUE CORDOBA: El precio de la celebridad

ENRIQUE CORDOBA: El precio de la celebridad
BY ENRIQUE CORDOBA

De la celebridad y la fragmentación política de América Latina, le pregunté al escritor Mario Vargas Llosa, en diciembre del 2009, en México, con ocasión de la Feria del Libro de Guadalajara.
Ahora que ostenta el Premio Nobel de Literatura 2010, su fama y las inconveniencias que ello conlleva también crecerán.
``Usted no puede imaginarse hasta qué punto llega a ser incómodo y desagradable, y hasta que punto se siente una reducción de la iniciativa y la libertad, siendo una persona pública'', dijo.
Esa fue la respuesta a mi pregunta: ¿Se le hace la vida fácil siendo un escritor célebre?
``En unas cosas es bueno'', observó, ``y en otras se me hace bastante difícil. El ser muy conocido a algunas personas las exalta y les produce una felicidad. Yo le aseguro que nunca lo busqué. No es eso lo que yo quería cuando me convertí en un escritor.
El Nobel para Vargas Llosa se había convertido en tema de apuestas en el mundo literario, y en algunas círculos aseguraban que un escritor con las posiciones políticas del extraordinario autor peruano no tenía cabida en el jurado de Estocolmo. Algo extraño ha ocurrido: uno de los nuestros, y muy cercano a Miami, es el laureado.
``Mi sueño era más ambicioso'', me dijo, ``yo quería ser un gran escritor. Yo quería en la vida poder llegar a ser lo que eran los escritores a los que admiraba de manera casi religiosa. Yo quería llegar a ser un Balzac, un Flaubert, llegar a ser un Joyce, un Faulkner, ese era mi gran sueño. No me puedo quejar, he tenido muchísima suerte''.
La mayor felicidad de Vargas Llosa es que los suecos le hayan dado el premio reconociendo que su obra es una lucha por salvar la libertad amenazada.
``Después he aprendido una cosa que también es un poco dolorosa, y es que ni Balzac, ni Flaubert, ni Joyce, ni Proust, pudieron saber nunca que iban a llegar a ser Flaubert, Proust, Joyce, nunca. Todos ellos se murieron sin saber que cuatro, cinco, diez generaciones después de morirse, habría millones de personas en el mundo admirándolos, sintiendo una gratitud infinita por la felicidad y la alegría que les daba leerlos, esa es la realidad. Realmente esos grandes maestros sólo lo son cuando ya no están aquí, o sea que ni siquiera pueden enterarse de eso'', declaró el nuevo Nobel de Literatura.
Sobre la fama y la privacidad, Vargas Llosa sostiene:
``El ser conocido trae muchos inconvenientes en la vida, uno de ellos es la desaparición de la privacidad. Hay una extraordinaria libertad en ser un ser anónimo. En mi país, por ejemplo, yo recuerdo, yo vivía en el extranjero, yo volví al Perú y me encantaba hacer cosas que hoy me resultan prácticamente imposibles de hacer. Yo tomaba un ómnibus sin saber adónde iban, escaparme por barrios que desconocía, eso una persona que ya es conocida, ya no puede hacerlo sin llamar inmediatamente la atención y convertirse en un objeto de curiosidad pública''.
``Quienes sueñan con ser famosos no pueden imaginarse las inconveniencias que puede traer consigo la fama, a menos que sea gente frívola que les guste mucho ser reconocidos, que se sienten felices cuando alguien los señala''.
Del presente de América Latina el autor de La ciudad y los perros opinó:
``Hay visiones muy pesimistas sobre América Latina, diciendo: renace el populismo, la libertad y la democracia están amenazadas; el populismo creciente, la existencia de un régimen como el de Hugo Chávez, en Venezuela, que no sólo es una dictadura en marcha que se va materializando cada vez más, sino que viene acompañada de petrodólares que permiten sobornar gobiernos, corromper instituciones, significa que América Latina va a retroceder. Yo no creo que eso sea cierto, creo que Chávez y lo que él representa y los estados vasallos son un peligro para el futuro de América Latina, sin ninguna duda, si es que no encuentran un freno. Pero yo creo que ese freno existe, está allí. Yo he estado en Venezuela, he vivido la tristísima experiencia de lo que es el gobierno de Chávez, pero he vivido la experiencia exaltante del coraje con que los venezolanos están enfrentando a Chávez''.
Perú se perdió de tener a Vargas Llosa en la presidencia, Iberoamérica con él ganó un Nobel.

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