sábado, 22 de febrero de 2014
Roatán, joya turística de Honduras
ENRIQUE CÓRDOBA.-
ESPECIAL/EL NUEVO HERALD.-
Roatán es una acogedora isla del Caribe que cautiva al visitante desde el mismo instante de llegada.
Hay razones: sol, ambiente de vida marina, gente acogedora, deliciosa cocina y naturaleza verde y azul por todas partes. 60 kilómetros de largo por 8 en su mayor anchura, rodeada por la segunda mayor barrera de arrecifes coralinos del mundo, después de Australia. 125 kilómetros de playas de arena blanquísima con aguas cristalinas, como una piscina natural. Ideal para ponerse la máscara y las aletas y salir a nadar o bucear para ver un imponente paraíso de corales.
Toda la isla se puede recorrer y atravesar de un lado a otro por carreteras, el ochenta por ciento es de topografía montañosa. Se ven mansiones de millonarios en los cerros y la costa, para observar los románticos atardeces.
La semana pasada abordé uno de los tres vuelos semanales directos Miami-Roatán, de la aerolínea American Airlines y en dos horas estaba en el aeropuerto internacional de la isla. El bilinguismo de la población es la primera condición que los favorece para atraer turismo.
“Eramos colonia de Inglaterra y ahora somos de Honduras, por eso hablamos inglés y español”, dijo Ana Reyes Molina, directora de mercadeo de Las Verandas Hotel & Villas, ubicado en Pristine Bay, en French Bay, un conjunto espectacular de confortables casas y habitaciones con piscinas, campo de golf y playas privadas.
Colón llegó en 1502 a Guanaja, isla vecina de Roatán y las encontró densamente pobladas por los indios Payas. Las islas fueron dominadas en diferentes periodos por ingleses, holandeses y españoles. Inglaterra después de dos cientos años, finalmente cedió el control de las islas a Honduras. “Fue un intercambio por Bélice”, supone Johnny Cooper, motorista de una lancha de Mango Creek Lodge, un resort de eco aventura que nos trasladó a Pigeon Key.
“El archipiélago esta formado por Utila, Roatán y Guanaja”, señaló Emsly Hyde, transportador de turistas. “Las pequeñas son Barbareta, Morat y Santa Elena, además hay 60 cayos ubicados a 10 millas de la costa de Honduras ”.
A partir de 1960, a raíz de la llegada de algunas estrellas de Hollywood se inició una corriente de turistas, inmigrantes y mochileros.
Hoy es un destino paradisíaco, seguro y tranquilo alejado de las noticias del continente. Roatán es la cara amable de Honduras, de hecho muchos trabajadores dejaron las ciudades peligrosas para radicarse aquí.
“Hay muchos extranjeros que han escogido la isla para vivir y otros para hacer inversiones en hotelería, fabricas de ron, cigarros, granjas de verduras, almacenes, servicios de energía y bienes raíces que han aprovechado las ventajas tributarias del gobierno”, explicó David Molina, ejecutivo de un negocio de diamantes.
Mahogany Bay y Port Roatán reciben diariamente cuatro barcos de cruceros y las mejores playas están en West Bay y West End.
Roatán se presta para todo: ir de excursión en Buggys por trochas o playas, conocer la cultura garifuna en Punta Gorda, degustar king crab en Gio’s, pasear de a caballo o salir de pesca. Roatán, un lugar para regresar.•
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lunes, 17 de febrero de 2014
El Universo de Gustavo
Prólogo al libro de Ricardo Tribín.-
POR ENRIQUE CORDOBA.-
EL UNIVERSO DE GUSTAVO.-
Don Abundio y Eulalia, los padres de la criatura que acababa de nacer en medio de un mar de expectativas, en un villorrio de la provincia andina, nunca se imaginaron el tamaño de los saltos que la suerte depararía en la vida de Gustavo, su hijo, primogénito y único para redondear la historia.
“Sortilegio de pasiones, es un viaje cargado de emociones de una vida azarosa que es al mismo tiempo la historia de muchísimos hombres.
Indagar sobre la mente humana ha sido a lo largo de la historia, una curiosidad para el intelectual o el hombre de la calle.
Todos formúlan preguntas y ensayan respuestas, y lo hacen a través de la ciencia, la sicología, la filosofía, la literatura y otras disciplinas.
El glosario de inquietudes es indefinido.
Aman con más loca pasión las mujeres que los hombres? Es más fulminante y perverso el odio y el ánimo de venganza de una mujer que el de un hombre?.
Cuál de los dos perdona más fácil?.
Nos dominan por igual las pasiones —amor, odio, deseo, alegría, tristeza—, a hombres y mujeres?.
Cómo lograr que las buenas pasiones predominen en nuestra vida?. Y, qué mecanismos sicológicos se activan cuando las pasiones malignas gobiernan nuestros actos?
Mi admirado amigo, el ingeniero y autor motivacional pereirano, Ricardo Tribín Acosta, autor de “Y cómo empiezo el cambio”, “Pierrot y Dumbolier, alternativas para vivir mejor”, “Cuando Donato perdió a su gato”, “Como salir adelante a pesar de las dificultades” y Caperucita Morada y el ego feroz”, no se ha resistido a estos placeres del pensamiento y en estas páginas nos invita a internarnos y subir en ese tobogán de sorpresas de la sicología humana, en su novela “Sortilegio de pasiones”.
Una libro en clave de ficción donde el escritor colombiano residente en Miami, despliega su capacidad para mostrarnos a un personaje con el perfíl que desde el inicio queda marcado por los presagios de éxito y travesuras sexuales, hechos por una pitonisa. Es un muchacho entrador a quien vemos relacionarse con familiares, amigos y mujeres, en un pueblo del eje cafetero. Ese protagonista vive el despertar erótico de todo joven, sueña, toma trago, acude a burdeles, contrae peligrosas enfermedades venéreas, sucumbe al alcoholismo, enfrenta los desafios laborales, va a la universidad, cae en errores y en medio de ese trasegar de emociones, pierde el control de su vida, a causa de un remolino de pasiones. Más tarde se somete a terapias, se recupera de los vicios de las drogas, perdona y transforma su vida espiritual.
Llevados de la mano de Gustavo, el protagonista de la obra, Ricardo Tribín Acosta nos hace partícipes de la parabola vital de un ser que aparece con una existencia plácida y feliz.
Conviene destacar al personaje que vive en una cotidianidad ordinaria como todos sus vecinos al quedar expuesto, en un abrir y cerrar de ojos, a la acción centrífuga de las pasiones mal dirigidas que lo arrastran a vivir un verdadero infierno.
“Si todo esto lo hubiese sabido y asimilado Gustavo desde mucho tiempo atrás a cuando le tocase afrontar situaciones difíciles, a lo mejor le hubiese ahorrado más de un dolor de cabeza”, reflexiona el autor.
Cómo sale Gustavo —el personaje de la obra— de ese torbellino destructor?. Acude al salvavidas de las pasiones y desencadena una lucha en el sentido correcto para conseguir su propósito.
El autor nos lleva a verificar que las pasiones, como impulsos de la sensibilidad no son intrinsecamente, ni buenas ni malas.
Las pasiones son el gran combustible para mover las grandes acciones del ser humano.
Una vida sin pasiones es una vida apagada. Pero cuando las pasiones se orientan al servicio de la humanidad, pueden llegar a ser tan monumentales como el caso de la Madre Teresa de Calcúta. En caso opuesto, al utilizarse para fines malvados y egoístas llegan a crear monstruos como Hitler. Estos dos contrastes muestran hasta donde pueden llegar las pasiones extremas, por el bien o por el mal.
Son situaciones que nos ilustran sobre la magnitud de la pasión descomunal que derrochó la madre Teresa para desarrollar su sueño y la que requirió el personaje alemán de la Segunda Guerra Mundial, como máquina de terror. No hay duda que la pasión es absolutamente necesaria para alcanzar metas en la vida.
Sabemos que la pasión es el combustible que mueve el corazón de hombres y mujeres.
La paradoja de Gustavo recrea un juego de las pasiones y el cumplimiento de la sentencia según la cual “el hombre que se levanta es más grande que aquel que nunca ha caido”
“Sortilegio de pasiones” es una novela escrita con la maestría de un narrador como Ricardo Tribín Acosta, que conoce las veleidades del hombre.
El lector tiene en sus manos una novela que puede leerse de un tirón como la historia que le ocurrió a Gustavo, donde no hay economía de pensamientos y refranes, dichos, humor y costumbres del acontecer colombiano.
EC
Miami, Febrero 17, 2014.
sábado, 15 de febrero de 2014
Provenza, sur de Francia en ocho días
ENRIQUE CORDOBA.- | DICIEMBRE 11 DE 2013.-
En la película de hadas "La bella y la bestia" de Disney, la Bella vive en Provenza. Esa región del Mediterráneo fue mi destino por una semana: Aix en Provence, Arlés y Marsella. Desde que llegué y empecé a recorrerlo me enamoré del sur de Francia. Todo tiene una sutileza y un lugar en la historia que parece de película, por eso pienso que no es lo mismo ver fotos o imaginarlo. Lo mejor es venir aquí para vibrar con las sensaciones en vivo del aire, los colores, los mercados, el arte, la gente y el paisaje de Provenza. Salí de Miami a Marsella con escala en Paris en un vuelo de Air France.
Las primeras dos noches las pasé en el hotel Saint-Cristophe en la Avenida Victor Hugo, junto a Cours Mirabeau, el bulevard principal de la ciudad. Caminar por sus amplias aceras es un deleite bajo frondosos y altos plataneros, unos árboles que dan sombra y colorido. “Esta avenida fue creada en 1646 y era la vía de las carrozas” dijo la guía. “La moda era tener una casa aquí”. En una esquina se conserva la primera casa construida por la nobleza y dos cuadras atrás una placa en la puerta del liceo donde iniciaron su amistad desde la niñez, el pintor Paul Cezzane y el escritor Emil Zola.
Sobre la avenida oficinas, tiendas elegantes y cafés. En la terraza se lee: 1792 Les Deux Garcons, era el café que frecuentaba Cezzane en el siglo XIX y Picasso en el XX.
Para descubrir Aix en Provence lo mejor es meterse por sus callecitas y andar. Cada esquina, edificio o cualquiera de sus cuarenta fuentes tienen su historia. Paúl Cezzane, nacido aquí en 1839 es icono de la ciudad. Con un mapa y siguiendo las señas en el piso es posible seguir su rastro y visitar los sitios donde estuvo el padre de la pintura moderna.
Por ser una ciudad universitaria en Aix se respira un ambiente de juventud por el desfile de una población de setenta mil estudiantes. Los vinos, el mercado de frutas, pescados, flores, dulces son maravillosos. El ejercicio de salir con ánimo de curiosidad a buscar un restaurante es una experiencia agradable. Una mirada a los museos y palacetes ayuda a redondear la visión y el papel de Aix en la historia de Francia.
68 kilómetros separan Aix de Arlés, colonia griega y epicentro del imperio romano. De esa época datan muchos monumentos, los mejor conservados de Francia, como el Anfiteatro, las Termas de Constantino, el Foro y el Circo. No es sino poner pié en suelo arlesiano para sentir la presencia de Vicent Van Gogh. La ciudad gira alrededor de su espíritu y los trazos de sus cuadros. El pintor holandés se mudó para Arlés en febrero de 1888 y vivió allí hasta mayo de 1889, atraído por su buen clima y por la luz de la Provenza.
Plasmó sus colores en los trigales, los narcisos, el río Ródano, los canales, el mar, sus gentes y los atardeceres. Son las réplicas en litografías, postales y copias en tazas y objetos varios, de estas obras las que inundan los portales de las tiendas de souvenirs, almacenes y agencias de turismo.
“No se puede hablar de Arles, sin hacer referencia a la vida y obra de Van Gogh en este lugar”, expresó la guía. No hay duda, vasta pasear por la ciudad.
“Vamos a La Camarga para que conozcas su importancia”, me indicó Francine Riou, de la Oficina de Turismo. Es un inmenso delta del Ródano donde el hombre vive con caballos de raza, y hay lagunas, fincas y ganaderías.
El tercer destino fue Marsella, la capital cultural de Europa 2013, y la ciudad más importante para el turismo francés en el Mediterráneo. Alberga gran cantidad de edificios históricos y ofrece restaurantes excelentes y excursiones para chicos y adultos.
Tiene luz y la alegría de la riqueza cultural de sus gentes. Me alojé en el histórico hotel Beauvau, en el viejo puerto, en cuya lista de clientes figuran: Geroge Sand, Chopin, Lamartine, Merimée y Paganini.
Desde la ventana la silueta de la Basilica de Notre Dame de la Garde y la entrada y salida de lanchas rumbo a If, la isla con el castillo inmortalizado por Alejandro Dumas en El Conde de Montecristo.
“Este es el plato más solicitado” comentó el chef Christian Buffa, mientras preparaba en su restaurante Miramar, la bouillabaisse, famosa sopa de pescado originaria del puerto.
Marsella, es capital de La Provenza un destino para visitar en cualquier época del año.
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