lunes, 28 de febrero de 2011

ENRIQUE CORDOBA: David Sánchez Juliao, Caribe auténtico

ENRIQUE CORDOBA: David Sánchez Juliao, Caribe auténtico


BY ENRIQUE CORDOBA

Qué rápido pasa el tiempo. Hace días estaba en Bogotá acompañando a familiares y amigos para darle el último adiós a un amigo de infancia que desde siempre fue referente de nuestro pueblo. El escritor David Sánchez Juliao falleció en Bogotá, víctima de un infarto cardíaco. Me dijo su ama de llaves que insistió en no despegarse de un manuscrito en la computadora durante el día, y cuando llegó a la clínica en la noche, ya era demasiado tarde, se le había reventado la aorta.
La muerte siempre nos toma por sorpresa. Sobre todo no queremos que se lleve a los amigos. Seguramente pensamos de esa manera que es un tanto egoísta, pero al mismo tiempo de profundo cariño, porque uno espera que se vayan otros, pero jamás los nuestros.
El periodista David Sánchez Juliao deja un gran vacío no porque hubiera sido ganador de varios premios nacionales e internacionales de cuento y novela. O porque hubiese sido embajador de Colombia en India y Egipto, o merecedor de 17 distinciones en el Festival de Cine de Cartagena, o por tratarse de un intelectual de vasta cultura.
A Sánchez Juliao se le admira por haber interpretado la realidad de un pueblo para darla a conocer a través de historias de personajes auténticos que hoy el país recita de memoria.
En 1972, después del proceso de investigación y escritura, grabó en su propia voz El Pachanga, que es la recreación con humor y estilo costumbrista de las vicisitudes de un camionero quien al ``narrar las incidencias del partido de su vida'' deja abiertas las heridas de la injusticia social que golpea a su gente. Luego publicó El Flecha, sobre el devenir de un boxeador que quiso ser campeón mundial para conseguir fortuna y regalarle a su mamá una casa tan grande como las pirámides de Egipto. No lo logró, pero la noche de su debut lo bautizaron El Flecha por la velocidad con que se escapó del ring, cuando se fue la luz en el coliseo. Enseguida vino Abraham al humor, donde retrata los vaivenes y paradojas de la inmigración libanesa a Lorica, su pueblo natal. Más tarde produjo Foforito, un vendedor de raspao (hielo cepillado), quien describe a un visitante, desde su puesto de venta a la entrada del pueblo, las interioridades de varias familias.
En Don Abraham está representada la novelería por demás graciosa, que surgió con la llegada de los árabes, especialmente la relacionada con los negocios, las costumbres, el idioma, la familia, el ingreso a la política y anécdotas que nacen alrededor de la nueva cultura. Al final ese árabe ya viejo que regresa al Líbano experimenta soledad y anonimato en su propio país. Escribe a su parentela en la costa de Colombia, y confiesa añoranza de su protagonismo en la política colombiana. Dice además que extraña las tertulias de las esquinas con los ``costeños corronchos''.
A este trabajo --que nació en Colombia tres décadas antes de la llegada de los audio libros-- se le denominó ``literatura casete''. Con ella David Sánchez Juliao se le metió a la sociedad colombiana por las cocinas, debido a que por su lenguaje coloquial y entretenido, interesó primero a los sectores populares: las empleadas del servicio doméstico, los choferes, la gente de la calle, y luego a raíz de su éxito, su obra experimental fue objeto de estudio por la crítica literaria.
Además de ameno narrador, Sánchez Juliao embrujó con su verbo, su apunte inteligente y oportuno y su capacidad para cautivar auditorios conversando horas y horas. Miami lo escuchó varias veces.
Quien se preocupe por la sociología y modos de vida y de pensar de los pueblos del Caribe, debe estudiar la multifacética obra que deja este prolífico escritor colombiano.
Uno es Caribe primero, y luego de cualquier parte, decía.
enriquecordobar@gmail.com


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Negril, una playa para enamorados

Negril, una playa para enamorados

By ENRIQUE CORDOBA

Negril es un pueblo de playas, atardeceres, palmas y excelente café que sobresale como una cornisa al oeste de Jamaica. Kingston es la capital, pero el lugar más práctico para llegar es por la vía de Montego Bay, la segunda ciudad del país y epicentro turístico por su privilegiado entorno
natural.

A lo largo del viaje por carretera hacia Negril, van apareciendo los villorios y ensenadas: Hopewell, Sandy Bay y Cascade. Los paisajes son mágicos entre palmeras, acantilados y vegetación.

La ``Seven mile Beach'' es un lugar para ir de vacaciones, de luna de miel o a pasar una temporada alejado del bullicio, el celular y las presiones de la ciudad. Por el color del agua, la belleza de la playa y lo llamativo del horizonte, este punto es uno de los lugares del mundo que todo viajero debe conocer.

Hay una gran cantidad de hoteles y resorts para todos los bolsillos. Además del programa de sol y playa, y los tradicionales deportes náuticos, se puede salir a caminar en las vecindades o en auto a visitar aldeas. Adicionalmente es un área muy fotogénica, y los nativos siempre están dispuestos a conversar con los turistas.

``Muchos turistas pasan por aquí'', me comenta un hombre recostado en una esquina del frente de su casa-. Cinco hijos y su mujer, le acompañan. Se entretienen mirando el mar.``Tengo 27 años'', dice.``Los turistas gastan en los hoteles y nosotros tratamos de vender nuestras artesanías''. Los dueños de los hoteles son inversionistas australianos, españoles y americanos.

En la mañanita, antes de que se levantaran los turistas, me fui a una terraza junto a la playa y le pedí café a la señora de la cocina. El camarero trajo un tazón de café, lo puso en la mesa y daba gusto sentir la sensación del aroma a buen café. El mar estaba aquí a los pies, el rumor de las olas golpeaba los oídos. Unos caminantes trasnochados iban de largo jugando con la arena de la playa y el agua que los mojaba.

Me han servido excelente café.

``100 por ciento Blue mountain coffee'', expresó Kevin Broderick, chef de Rock House Hotel.

Las montañas azules donde se cultiva están localizadas en el noreste de la isla. Cerca de Ochorios, otro de los epicentros del turismo de Jamaica.

No hay mejor lugar para fotografiar la caída del sol que Rick`s café. La tarde que estuve allí con Matthew Marzouca, el gerente del hotel Rock House, el reggae corrió por cuenta de una banda liderada por una mujer. Hipnotiza con su derroche de energía y su cabellera amarrada con una pañoleta color amarillo y verde. Los empleados del bar hacen sonar las canciones de Bob Marley y es la chispa que anima a todos.

Mencionar a Bob Marley es una forma de exaltarle la identidad a un nativo. Es el gran icono nacional y el gurú del reggae.

Negril, en Jamaica, puede ser un destino a considerar en esta época de verano.

enriquecordobaR@gmail.com



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